Sin lugar a dudas, todas las aplicaciones de inteligencia artificial (IA) que han estado saliendo en los últimos meses, demuestran que esta tecnología llegó para quedarse.

Las hay de todo tipo, para crear imágenes, para escritura, para investigación, para diseño, de cálculos alfanuméricos, como reservorios de información… Muchas de ellas gratuitas, ya que se “alimentan” de los propios usuarios que van teniendo y otras de paga o suscripción debido a la alta especialidad y diferenciación en comparación con las gratuitas.

Pero ¿qué debe hacer el administrador de una empresa o negocio ante estas nuevas tecnologías? Lo peor es negarlas o rechazarlas, porque por increíble que parezca, hay quienes creen que sólo son una moda pasajera y que la forma de administrar o dirigir una empresa no debe cambiar. Sin embargo, aunque no seas un entusiasta de la tecnología, ni te involucres en el desarrollo de sofisticados algoritmos de programación, en el caso más simple las IAs son una herramienta extremadamente útil para dirigir una empresa.

Como sucede con muchas herramientas, el uso hace a la necesidad. Conforme un administrador se acostumbra a que su equipo de diseño y publicidad cree imágenes con mayor velocidad u originalidad por medio de la IA especializada para ello, el uso de la misma se convertirá de opción a obligación.

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Lo mismo sucede con las áreas de finanzas, riesgos, cálculos de demanda y precios u otros departamentos de la empresa, en los que el uso de cálculos matemáticos y algebráicos se vuelven cada día más complejos. La IA dedicada para estos menesteres será de gran ayuda en la preparación de proyecciones, análisis de datos, cálculos avanzados y planeación en general.

Incluso áreas que normalmente no están vinculadas directamente a los procesos tecnológicos, como las jurídicas, pueden sacar una gran provecho de las IA gracias a la acumulación, análisis y propuesta de contenido jurídico relevante y actualizado. Modelos de contratos, jurisprudencia, redacción y estructura legal, son sólo algunas de las actividades que complementarán la actividad jurídica como área de una empresa o para un despacho especializado en la materia.

Con los breves ejemplos anteriores, creo que podemos concluir que el administrador de una empresa tiene ahora más herramientas a su disposición para hacer más y mejor su trabajo apoyándose en las IAs.

Como cualquier herramienta, hay que aprender a usarlas y saber discriminar lo útil de lo banal y lo correcto de lo incierto. Es verdad que todas las IA son una herramienta que “aprende” de sí misma y puede tener errores en este proceso, por lo que el empresario que las utilice no puede dejar todo el peso de las decisiones que debe tomar a lo que dicten estas nuevas tecnologías. Por el contrario, debe complementar su actuar diario con los aportes y especialidad que le den las IAs para hacer más eficiente y profesional su papel como administrador.