Una de las primeras y más difíciles decisiones que debe tomar un joven es la escogencia de la carrera a cursar una vez que termina sus estudios medios. No es fácil. No se tienen elementos suficientes para enfocarse por una u otra y la incertidumbre comienza a minar la determinación.

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La carrera de los padres 

La situación se complica cuando los padres y los amigos se entrometen. Los primeros desean muchas veces que sigan sus profesiones y los otros reaccionan de acuerdo a sus gustos y preferencias. Es común ver cómo los hijos de médicos, abogados, periodistas, ingenieros, enfermeros y otras profesiones escogen las carreras de sus padres, auspiciados por ellos, para seguir la tradición familiar.

Por otro lado, los amigos se ponen de acuerdo para estudiar una misma carrera y mantenerse juntos, sin que existan elementos válidos que demuestren la eficacia y el buen desempeño que pudieran tener en las mismas sin la vocación adecuada.

La ayuda profesional 

Es posible que en ese momento de tanta tensión el estudiante deba acudir a un consejero o un profesional de la psicología que lo oriente y le ayude a ver con claridad el mejor camino a transitar. En este sentido hay colegios con personal especializado cuya función es la de suministrar a los alumnos pruebas para conocer las potencialidades del alumno y orientarlo de acuerdo a sus capacidades.

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Estos estudios psicológicos les aportan conocimientos sobre sus niveles de inteligencia, sobre sus habilidades verbales o matemáticas y aún pueden orientarlos en relación con su carácter, su manera de interrelacionarse en la sociedad y la posibilidad de triunfar o no en una carrera dependiendo de sus vocaciones y habilidades naturales.

Ansiedad ante la decisión 

La impaciencia de los jóvenes complica la situación. Se ven ansiosos por empezar en la universidad, pero temen a ciertas materias totalmente desconocidas para ellos. Por otra parte, saben del valor del tiempo y el dinero a invertir para hacerse profesionales y temen tener que terminar una carrera a medio camino para luego centrarse en otra.

El futuro en juego 

Para muchos las dudas van más allá, porque es su futuro el que está en juego. No basta el consejo del profesional ni del familiar cercano, tampoco el de los amigos de siempre. La escogencia es de su vida futura y esto se ve como remoto y amenazante.

Sin embargo, la decisión debe tomarse y debe responder a preguntas propias sobre los gustos demostrados hasta ese momento de las materias vistas en la secundaria, de su vida social vivida hasta ese momento y de los sueños que se deseen cumplir.

¿Cómo saber cuál carrera escoger? 

Respóndete a estas preguntas 

  1. Qué quieres ser: No es lo mismo preguntarte qué quieres ser, a qué quieres estudiar. La segunda pregunta definirá una parte de tu vida pero la primera lo hará por completo. Cuando a un niño se le hace esta misma pregunta el inmediatamente responde: médico, bombero, abogado, etc.; porque él no está pensando en lo que se necesita para cumplir su sueño, sino en lo que quiere hacer. Hazte esta pregunta y responde con la carrera que cumpla tus deseos.
  2. Qué te motiva: Si al pensar en tu carrera consideras que es un oficio que haces por amor y que incluso lo harías gratis, esa es la mejor decisión. Si tomas una decisión solo por dinero, estarías dejando de lado la pasión y al graduarte solo lograrás sentirte inconforme en tu trabajo.
  3. Dónde te ves en cinco años: Si está respuesta coincide con lo que escogerás estudiar, vas por el camino correcto. Tus sueños deben ir de la mano con lo que optas estudiar, esto además se convertirá en el incentivo que te acompañará a lo largo de tu carrera, hasta que logres tu objetivo.

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Tomar la decisión de qué estudiar, nunca será fácil. Si aún no tienes claro tu futuro académico te en cuenta todas estas recomendaciones y da el primer paso para alcanzar tus sueños.